Después de darse un baño en el rio Padma, Rama y Laksmana escalaron hasta lo alto de la montana Sanka, donde Sugriva vivía con Hanuman, quien era su ministro principal. Sugriva, al ver que Rama y Laksmana se acercaban, le dijo a Hanuman que comprobara si ellos eran sus amigos o enemigos. Hanuman entonces se acercó a ellos con el disfraz de un muchacho brahmana. Rama y Laksmana le relataron la historia del secuestro de Sita. Comprendiendo por completo el asunto, Hanuman asumió su forma verdadera. Rama y Laksmana se montaron en sus hombros y llegaron a la presencia de Sugriva. Sugriva le relató a Ramacandra la historia de su expulsión de Kiskindha por Bali, y la pérdida de su esposa. De esta manera, Sugriva formó una alianza poderosa con Rama para recuperar su país; y Rama formó una alianza con Sugriva para rescatar a Sita. El acuerdo era que Rama mataría a Bali y le recuperaría el reino y a su esposa a Sugriva; y Sugriva de recompensa ayudaría en la búsqueda de Sita. Aún después de los acuerdos que habían hecho, Sugriva sentía dudas de la capacidad de Rama para cumplir su parte del contrato. Rama percibiendo la duda de Sugriva quería aclararla.
Con su cuerpo como la montaña Dumduvi, la raksasa quien había sido matada por Bali estaba tendida allí entre un grupo de huesos. Por el pedido de Ramacandra, Lakshmana con el dedo grande de su pie izquierdo lanzó su cuerpo lejos hacia el distante océano del sur. Sugriva al ver esta acción de Laksmana se sintió impresionado y empezó a ofrecer alabanzas a Laksmana. Sin embargo, Sugriva no estaba completamente libre de su duda y Ramacandra quería convencerle de sus poderes.
Habían siete árboles que se llaman sapta salas bali. Ramachandra, mientras luchaba, cortó piezas de los siete árboles de una vez y al mismo tiempo y automáticamente regresó a su bolsa de arcos. Sugriva era sorprendido y chocado por este show asombroso de poder.
Después de este incidente todos regresaron a Rysamukha Chala y Sugriva colocó delante de Ramacandra una bolsa de ornamentos y le dijo: hace unos días, a través de las montanas, viajaba una carroza aérea con una mujer que se lamentaba continuamente, estos ornamentos se le han caído a ella. Inmediatamente Rama reconoció los ornamentos de Sita y se los dio a Laksmana.