Kaikeyi se volvió celosa de la prosperidad de Sita. Un día cuando Rama fue al bosque, Kaikeyi interrogó a Sita acerca de los detalles de Lanka y le persuadió para que dibujara una foto de Ravana. Sita dibujó a Ravana con sus diez cabezas sobre una pieza de tela que se usaba para sentarse. Kaikeyi le quitó la foto a Sita con el pretexto de que iba a mostrarla en los cuartos de las doncellas. Sin embargo, cuando Rama regresó del bosque, Kaikeyi colocó el cojín con el dibujo de Ravana, donde Ramacandra se sentaba al tiempo de Su adoración a Durga.
Ramacandra se sintió sumamente bravo al encontrar la foto de Ravana dibujada sobre su asiento. Kaikeyi le dijo a Ramacandra que había sido Sita quien había dibujado esa foto y que también ella estaba glorificando a Lanka y Ravana. Rama al escuchar esto, le dio la penalidad de muerte a Sita. Los internos del palacio se sentían sorprendidos al escuchar la decisión de Ramacandra. Así cuando Laksmana se sentó en el piso para matar a Sita, Bhumi devi, la madre tierra, se abrió en dos y se llevó a Sita. Sri Ramacandra se sentía sumamente triste por la desaparición de Sita y desde entonces muchas señales inauspiciosas comenzaron a aparecer en Ayodhya incrementando la presión.